La diversidad como negocio de formación

Esta semana conversamos con Camila Trombert Founder de GUOMAN, una consultora experta en diversidad e inclusión que ayuda a las marcas en su proceso de deconstrucción. Junto a su equipo crearon la iniciativa New Marketing School, que genera el marco de conocimiento necesario para diseñar campañas de marketing y posicionar empresas con un discurso inclusivo y tolerante.

Camila reconoce que lucha por estas causas desde que tiene memoria, y puedo asegurarte que se nota en sus ojos lo que significa para ella esta lucha.

Introducción

Camila Trombert, es la fundadora de Guoman y Cruces Rosas. La primera es una consultora creativa y la segunda una organización sin fines de lucro enfocada en combatir la violencia en las relaciones de pareja.

También trabajó en agencias de publicidad digitales y llegó a ser directora general creativa en una agencia en México. Decidió dejar ese mundo en 2019 para centrarse en su pasión por la igualdad y la diversidad. Hace cinco años fundó Cruces Rosas junto a una compañera, y hace cuatro estableció su consultora creativa, Guoman.

¿Cómo fueron esos primeros pasos, con qué retos te enfrentaste al salir allá afuera con tus convicciones?

Cuando diseñé los modelos educativos en Guoman, me encontré con varios retos. Uno de ellos es que la discriminación en la mayoría de los casos es ignorancia. En nuestra industria, la gente lidera marcas sin tener un conocimiento profundo de temas como la agenda 2030 o los objetivos de desarrollo sostenible. Esto se debe en parte a que la formación que se recibe es genérica y se centra en las urgencias del día a día, dejando poco espacio para la educación continua.

Por eso, en Guoman creamos la New Marketing School, un programa educativo para llenar estos vacíos. No quería desmerecer a las personas en su cargo, sino darles las herramientas que necesitan para hacer un trabajo más consciente e inclusivo. Este enfoque también permite crear un ambiente seguro donde la gente puede hacer preguntas y aprender, algo vital tanto para la diversidad como para la sustentabilidad. En resumen, enfrenté la ignorancia y la falta de conocimiento a través de la educación, que es la manera más efectiva de generar un impacto positivo.

¿Cómo se hace el abordaje de estos programas de diversidad e inclusión?

En Guoman, el abordaje de programas de diversidad e inclusión varía según el contexto del país, pero siempre involucra un enfoque profundo y humano. Realizamos ejercicios para confrontar los privilegios de los participantes, mostrándoles que muchas veces operan desde una posición de ventaja. A través de estos talleres, fomentamos el uso de ese privilegio para ayudar a los menos privilegiados, como las mujeres en comparación con los varones.

En cuanto a la demografía, es una mezcla, aunque las mujeres suelen estar más interesadas en estos temas. Sin embargo, cada vez hay más hombres en la industria que también muestran interés. No se trata solo de cumplir normas; es más profundo que eso. Creo que incluir diversidad e inclusión es como un “bono de carbono” en una industria que tiene muchos aspectos problemáticos. No resuelve todos los problemas, pero es un paso en la dirección correcta para hacer algo positivo.

¿Qué resultados has podido cosechar de esta lucha?

Soy mucho más feliz desde que me sumergí en esta lucha por la diversidad e inclusión. En términos cuantitativos, no tengo el hábito de medir resultados, pero sé que estamos generando impacto. Por ejemplo, cuando hablé con Yune de la marca Victoria y Corona en México, su pasión y conocimiento sobre el tema confirmaron que estamos en el camino correcto.

A nivel empresarial, Guoman puede no ser la que más vende hoy, pero tenemos algo que nos da una ventaja competitiva duradera: dedicación y profundidad en el tema. En una industria que ha vendido “humo”, invertimos tiempo y cabeza. No puedes inventarte el conocimiento.

Además, algo que nos distingue es el propósito con el que lideramos. La gente puede sentir si algo “vibra” o no, y esa autenticidad transforma todo a su paso. Creo firmemente que estamos haciendo algo valioso y que, tarde o temprano, quienes no se adapten no podrán alcanzarnos.

¿Qué consejo te darías a ti misma si tuvieras que volver a empezar?

Si pudiera volver atrás, primero le diría a la Cami del pasado que se una antes a mi socia actual. Ella es todo lo que yo no soy y sabe traducir mi visión en entregables facturables. También me hubiese gustado tener más estructura en lo que hacemos; me costó ordenar nuestros productos y servicios. La falta de confianza en mí misma, el síndrome del impostor, también fue un obstáculo.

Pero a pesar de los desafíos, estoy agradecida. Mi mejor consejo para quien quiera emprender en algo similar es tener capacidad de ahorro. No habría emprendido sin ahorros; te salvan en momentos difíciles.

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