La formación en competencias digitales, clave para el futuro

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¿Tenemos los españoles buenas competencias digitales? Nos gusta pensar que sí. Y que el nivel de competencia digital es todavía mayor en los más jóvenes, que han “nacido” con un móvil en la mano. Sin embargo, la realidad nos demuestra que esto no es así.

Saber usar las redes sociales o las apps de mensajería instantánea es solo una parte muy pequeña dentro de lo son las competencias digitales. Por tanto, adultos y jóvenes, tenemos por delante un importante reto que, si llegamos a superar, puede tener efectos muy beneficiosos tanto sobre las personas como sobre la economía en su conjunto.

¿Qué son las competencias digitales?

Son habilidades, conocimientos, actitudes y estrategias que permiten usar los medios digitales, lo que conocemos como tecnologías de la información y la comunicación (TIC), de una forma crítica y segura.

Y esta última afirmación es la que marca la diferencia entre tener buenas competencias en materia digital o no tenerlas. Lo vemos con un ejemplo.

Hoy en día, la gran mayoría de la población sabe acceder a redes sociales y buscar información de las mismas. Sin embargo, no todo el mundo tiene las capacidades necesarias para poder distinguir la información cierta de la falsa. De ahí que las fake news se hayan convertido en algo tan habitual.

Es decir, que sabemos usar la tecnología en sí misma, pero carecemos de las competencias para asimilar, analizar, y hasta crear información que sea útil y veraz.

La importancia de las competencias digitales para las nuevas generaciones

Si ir más allá de las competencias digitales básicas es fundamental para quienes en la actualidad somos adultos, lo es todavía más para las nuevas generaciones. Los niños y adolescentes que serán los adultos del mañana deben desarrollar conocimientos para:

Buscar, almacenar, recuperar, organizar y analizar información digital en base a su relevancia.
Comunicarse en entornos digitales con conciencia intercultural.
Crear contenido digital.
Proteger la seguridad de sus datos y de la información con la que trabajen.
Usar la tecnología de forma creativa.
Identificar problemas o necesidades y posibles soluciones de carácter digital.

Un nuevo reto para el profesorado

Son los docentes los que deben transmitir estos conocimientos a quienes ahora son alumnos. El problema que nos encontramos es que muchos de los profesores carecen de las competencias necesarias para impartir este tipo de materias.

Según el Instituto Nacional de Tecnología Educativa y Formación del Profesorado del Ministerio de Educación, un 80% de los profesores no universitarios que trabajan en España (unos 700.000) van a tener que certificar sus competencias digitales en los próximos dos años. Porque deben acreditar que están capacitados para formar en esta disciplina tan importante a sus alumnos.

La competencia digital ya forma parte del currículo escolar, pero no se puede formar a niños y adolescentes si el profesor que tiene que impartir la materia carece de conocimientos al respecto o no los tiene actualizados.

Se presenta así un gran reto que la sociedad debe asumir, porque la educación de las futuras generaciones es algo que nos atañe a todos. Pero, ¿cómo formamos adecuadamente a los docentes?

Los profesores imparten clase, pero su trabajo va mucho más allá de eso. También deben dedicar tiempo fuera de su horario laboral a preparar sus clases y a corregir trabajos y exámenes de sus alumnos. Además, muchos de ellos ejercen algún cargo de responsabilidad en el colegio o instituto en el que trabajan, lo cual les resta disponibilidad.

Con una agenda tan apretada, los docentes lo tienen complicado para mantener sus conocimientos al día (todas las disciplinas evolucionan) y, todavía más, para aprender cosas nuevas, como competencias digitales.

En este entorno tan difícil para ellos, el micro learning se perfila como la solución más óptima. Una forma de enseñanza que es mucho más que una tendencia, es un método que está plenamente implantado en el sector educativo y que ha llegado para quedarse.

Si los profesores tienen que formarse, pero no tienen mucho tiempo para ello, vamos a formarles a través de pequeños cursos. Algo que casi podríamos llamar píldoras formativas. Contenidos con una materia condensada y expuesta de manera más sencilla y dinámica, que permiten una mejor absorción de la información, sin necesidad de tener que dedicar tanto tiempo al estudio a la vieja usanza.

Así, los maestros van desarrollando poco a poco competencias digitales que actualizan su perfil profesional a lo que demanda hoy en día el sector educativo.

De hecho, el propio uso de tecnologías digitales aplicadas a su formación, ayudará a los profesores a desarrollar nuevos materiales para instruir a sus alumnos. Con el tiempo, podrían ser ellos los que crearan sus propias píldoras formativas para transmitir conocimientos a los estudiantes, tanto en materias relacionadas con las competencias digitales, como en otras clásicas e igual de imprescindibles como las matemáticas o el lenguaje.

Las competencias digitales en la transformación tecnológica

¿Por qué se produce este fenómeno? ¿Qué es lo que hace necesario que los profesores deban desarrollar ahora competencias digitales avanzadas para enseñarlas a sus alumnos? La explicación la encontramos en la transformación digital.

Si observamos cualquier sector económico, podemos apreciar fácilmente que las formas de trabajar han cambiado de forma radical en apenas una década. Ahora, vamos a comer a un restaurante y el camarero toma nota de nuestro pedido con su móvil, de forma que nuestra orden llega a la cocina de forma inmediata.

En el caso de la logística, quienes trabajan en el área de preparación de pedidos pueden localizar mucho más fácilmente las mercancías que necesitan en cada momento. Esto les permite hacer su trabajo de forma más eficiente y que los productos nos lleguen a los consumidores a casa de un día para otro.

Son solo dos ejemplos, pero podríamos ver muchos más en el campo de la banca, la administración de empresas, la sanidad… Lo que hay detrás de todos estos avances es la tecnología. O, más bien, la transformación digital que se está llevando a cabo tanto en el sector privado como en el público.

Por eso, los perfiles profesionales que buscan las empresas están cambiando. Ahora, dentro de las conocidas como habilidades blandas (soft skills), a las tradiciones como habilidades de liderazgo o una buena capacidad de comunicación se suman las competencias digitales.

Las empresas necesitan trabajadores que sepan hacer un uso eficiente y seguro de la tecnología, y que tengan capacidad suficiente para seguir avanzando en sus conocimientos. Porque lo que sabemos hoy sobre tecnología no nos resultará de utilidad dentro de cinco años, puesto que la que utilizaremos entonces será totalmente diferente. La competencia digital incluye, por tanto, la capacidad de adaptarse a los cambios y estar en formación constante en cuestiones tecnológicas.

Que las empresas deben abordar de forma inmediata la transformación digital, es algo que hemos podido comprobar durante la pandemia. Aquellos negocios que ya habían dado pasos en este sentido, sobrellevaron mucho mejor la etapa del confinamiento. Por ejemplo, poniendo a sus empleados a trabajar desde casa, o vendiendo sus productos a través de su tienda online.

Pero las corporaciones no pueden transformarse digitalmente si no cuentan con empleados que sepan utilizar la tecnología de forma racional y sepan adaptarse a los cambios. De ahí que las competencias digitales sean un requisito indispensable hoy en día (y en el futuro) para ocupar cualquier puesto de trabajo, desde el que requiere más capacitación, al que requiere menos.

Beneficios sobre la economía

Que las empresas puedan hacer frente con más eficacia al entorno cambiante en el que se mueven, se traduce en mayores beneficios para ellas. Y esto redunda en el nivel de riqueza general, así que es bueno para todos.

Los últimos estudios en torno al impacto de la formación digital en el PIB son esperanzadores. Según la OCDE, la inversión en el desarrollo de competencias digitales entre la población se traduce en un incremento del PIB de hasta el 15%.

En el caso concreto de España, la aportación a la educación digital prevista en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, que será de 3.450 millones de euros, tiene potencial para añadir 85.000 millones de euros más al PIB cada año durante la próxima década.

A día de hoy, unos 15 millones de personas en nuestro país no tienen competencias digitales básicas, y un 34% de la población adulta no tiene habilidades suficientes dentro de este ámbito. El objetivo a alcanzar en la Agenda Digital 2025 es que el 80% de la población española haya desarrollado competencias básicas en esta materia.

Para ello, es absolutamente necesario que la digitalización llegue al entorno educativo. Poniendo la tecnología al servicio de los alumnos e impulsando la alfabetización digital desde edades muy tempranas. La primera piedra para comenzar a asfaltar ese camino pasa por formar a los docentes. Convertirlos en profesionales con unas buenas competencias digitales que puedan utilizar en su día a día, y que puedan transmitir a sus alumnos.

La transformación digital no es el futuro, es el presente. Y los cambios que produce nos están afectando a todos, así que ha llegado el momento de empezar a tomar medidas para mejorar la formación digital de los adultos y trabajar con las nuevas generaciones para que se adapten bien al mundo totalmente digitalizado en el que les ha tocado vivir.